La rebelión y tragedia de Palma Sola

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Palma Sola es el nombre de un paraje situado en la cercanías de la sección de Carrera de Yegua del municipio de Las Matas de Farfan, que se convirtió en legendario al establecerse allí durante décadas un santuario del movimiento mesiánico conocido como “liborismo”, surgido en los primeros años del siglo XX, cuyo principal promotor o sacerdote lo fue un campesino llamado Olivorio Mateo, quien logró reunir a miles de seguidores en la zona fronteriza y en la región noroccidental estableciendo así una secta religiosa de amplia base social. Olivorio Mateo fue perseguido y asesinado por tropas norteamericanas en 1922.

En el santuario de Palma Sola los principales dirigentes o “apóstoles” del “liborismo” eran cuatro hermanos de apellido Ventura: Delanoy, Plinio, Tulio y Nicolás, mejor conocidos como: “Los Mellizos de Palma Sola”, quienes afirmaban que habían heredado los poderes virtuosos de Olivorio Mateo, logrando formar allí una comunidad permanente de seguidores de esa fe que reunía a centenares de personas: hombres, mujeres, niños y ancianos.

En 1962, durante el gobierno del Consejo de Estado, poco después de las elecciones, las autoridades decidieron poner fin al movimiento liborista, atendiendo a quejas y reclamos de religiosos y militares de la zona aterrados por el constante crecimiento del liborismo.

Por ese motivo el 28 de diciembre de ese año fueron enviados a aquel lugar tropas del ejército y de la policía, al mando del general Rodríguez Reyes, que tenía como asistente al coronel Caamaño Deñó, con órdenes precisas de disolver aquella pequeña comunidad y destruir el santuario de Palma Sola.

Se conoce que las tropas militares rodearon el lugar y pidieron conversar con los Mellizos, y en el momento en que procedían a detenerlos, sus seguidores iniciaron la movilización y la protesta y armados de palos y piedras, amenazando con impedirlo, acción que determinó una respuesta agresiva inmediata de parte de las tropas del ejército y la policía, originándose así a un enfrentamiento entre campesinos y militares con el resultado de decenas de liboristas muertos, pero también la del general Rodríguez Reyes quien también cayó en la refriega, resultando también herido el entonces mayor de la policía, Caamaño Deñó.

En los círculos políticos nacionales corrió el rumor en aquellos días, indicando que el general Rodríguez Reyes había sido seleccionado por el entonces presidente electo profesor Juan Bosch para ocupar la Secretaria de las Fuerzas Armadas, y que fue enviado a aquel lugar para crearle una situación que permitiera terminar con su vida. Lo cierto es que la extraña muerte de Rodríguez Reyes nunca fue lo suficientemente investigada hasta lograr la total clarificación del hecho.

Olivorio Mateo: de curandero brujo a rebelde y patriota

A principios del siglo XX, debido a la carencia de asistencia médica de la población y a la escasez de médicos –en 1910 en todo el país, la cantidad de profesionales en el ejércicio de la medicina no alcanzaba el número de 25, la población total del país no llegaba a los 650 mil habitantes- era común la presencia de curanderos y brujos en pueblos y campos del país dedicaos a tales labores. Particularmente en los campos, generalmente azotados al mismo tiempo por la miseria y el analfabetismo que rondaba el 95% de esa población, el curandero o brujo alcanzó posiciones estelares, alta estima, y consideración y respeto.

Tal fue el ambiente que vio surgir en los campos cercanos a San Juan de la Maguana, en la región sur, a un célebre personaje de aquel pasado dotado de un talento fuera de lo común, que se dedicó primero al curanderismo y poco después a la creación de un movimiento mágico-religioso que, al amparo de la ignorancia, creció en feligresía como la espuma.

Su fundador fue un campesino mulato nativo de aquella zona de nombre Olivorio Mateo, descrito por personas que lo conocieron como fuerte y rudo y cuya primera ocupación fue la albañilería, pero con conocimientos amplios sobre el poder de la medicina natural primitiva tradicional (remedios caseros), práctica que ejerció con notable éxito, pues en unión a la curación de enfermedades, brindaba asistencia a los desamparados de la fortuna, ofrecía consejos a las familias en crisis, recomendaciones para mejorar las cosechas y la cría de animales, y seguridad frente al futuro; se decía que hasta adivinaba el pensamiento y predecía el porvenir.

Ya en 1908, Olivorio Mateo disponía de santuarios que visitaban a diario los lugareños y que fue lugar de peregrinaje en los días domingo, donde la gente se reunía a escuchar el mensaje “divino” de Olivorio y de varios asistentes que actuaban como sus “apóstoles”, hecho que motivó la preocupación de las autoridades religiosas, militares y civiles de aquella época. Se conoce que ese último año de 1908, el general Wenceslao Ramírez, máximo jefe militar de San Juan de la Maguana, durante el régimen de Cáceres, ordenó su apresamiento, pero Olivorio poco después logró escapar, lo que aumentó su fama de brujo.

Durante esos años en varias oportunidades salió con vida de varios ataques armados escapando con espantosa facilidad, hecho que originó que a la fama de brujo y curandero, le añadieran la de “inmortal”.

Durante la 1ra. Intervención Militar Norteamericana a nuestro país (1916-1924), Olivorio fue denunciado ante las autoridades como patrocinador de acciones de resistencia contra los interventores, y de prestar además ayuda a los patriotas haitianos que luchaban contra los soldados norteamericanos que también habían ocupado Haití en 1915. Por esas razones se desató contra Olivorio una intensa persecución con centenares de soldados, campaña que dejó muchas víctimas, pues los perseguidores extranjeros también apresaban y torturaban a sus seguidores para que deletaran el escondite de su “Mesías”.

Esa persecución condujo a Olivorio a crear un pequeño cuerpo armado integrado por miembros de su secta religiosa y en 1917 en la sección de El Cercadillo, en San Juan de la Maguana, se registró un enfrentamiento que originó muertos de ambas partes.

A partir de ese encuentro Olivorio desapareció por largo tiempo, internándose en el corazón de la Cordillera Central, pero finalmente el 27 de junio de 1922 las tropas norteamericanas, auxiliadas por espías de la región, lograron localizar a Olivorio Mateo y su pequeño grupo armado en el Hoyo del Infierno, en Bánica, no lejos de la frontera, donde se registró un enfrentamiento donde perdió la vida.

Para aterrorizar a los seguidores de Olivorio, los soldados norteamericanos llevaron su cadáver a San Juan de la Maguana y lo exhibieron durante todo un día en la plaza pública. Pero dentro de la secta olivarista muy pocos creyeron que ese cadáver era el de su Mesías pues le consideraban inmortal. A partir de ahí, además, el gobierno militar desató una brutal persecución contra los seguidores del movimiento mágico-religioso liborista, pero aún así el “liborismo” continuó con vida y ha continuado en aquellos lugares hasta nuestros días

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