La 3ra. Intervención Militar de Estados Unidos.

El estallido de abril de 1965 y el papel de Bosch, de Peña Gómez y Fernández Domínguez
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Acta de Reconciliación Dominicana
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La misma tarde del día 27 de abril de 1965 que se comenzó a difundir en el todo el mundo el triunfo aplastante de las fuerzas constitucionalistas integrados por militares y civiles encabezados por el coronel Caamaño, el comandante de los hombres rana, Montes Arache, el capitán Lachapelle Díaz y otros, se presentaron visibles en la antesala del horizonte frente a las costas de la ciudad de Santo Domingo el portaaviones norteamericano “Boxer” y otros buques de guerra de la marina norteamericana, signo evidente de que el gobierno de Estados Unidos ya había tomado la decisión de intervenir militarmente en nuestro país días antes de que en Washington, por la voz del presidente de ese país, Lindon B. Johnson, se anunciara la violación a la independencia y soberanía de la República Dominicana.

Documentos secretos del gobierno de Estados Unidos desclasificados 20 años más tarde, permiten conocer que los asesores norteamericanos y miembros de su cuerpo diplomático, con la anuencia del general Wessin y Wessin y su grupo de militares golpistas, para justificar esa intervención crearon una Junta Militar encabezada por el coronel Pedro Bartolome Benoit, el también coronel Enrique Apolinar Saladin y el capitán de navío, Olgo Santana Carrasco.

La primera disposición tomada por la Junta, según lo acordado con el Embajador Bennett y los asesores militares norteamericanos, fue remitir a ese mismo representante diplomático una solicitud demandando la intervención militar de Estados Unidos en la República Dominicana.

La petición fue dictada a Benoit por el propio Embajador Bennett, pero en los ajetreos el primero redacto mal la carta, pues olvido señalar, el motivo fundamental: “que las vidas de los norteamericanos se encontraban en peligro”. Según informó el corresponsal del The New York Times, Tad Szulc a su periódico, el día 27 de abril “la evacuación de los ciudadanos norteamericanos quedó terminada a las 3:15 p.m., de ese mismo día.” (N.Y. Times, 28 de abril de 1965).

Benoit, para corregir su error, también a solicitud de Bennett, redactó otra carta, cuyo texto es como sigue:

“En relación con mi solicitud anterior, quiero añadir que las vidas de los norteamericanos están en peligro, y que hay tales condiciones de desorden que es imposible proporcionar una protección adecuada. Por consiguiente, solicito una intervención temporal para restablecer el orden público en este país”. (Acción Dominicana. Editorial Pax. México, 1966. Pág. 53).

En consecuencia, acorde con la trama planificada, basándose en los argumentos dictados al coronel Benoit por el Embajador Bennett, el 28 de abril el presidente Johnson en discurso a su nación efectuó el anuncio de la intervención, declarando:

“El gobierno de Estados Unidos ha sido informado por autoridades militares de la República Dominicana que las vidas norteamericanas están en peligro. Estas autoridades ya no pueden garantizar su seguridad y han informado que se requiere asistencia de personal militar para tal finalidad”.

“He ordenado al Secretario de Defensa que ponga en tierra las tropas norteamericanas necesarias para brindar protección a los centenares de norteamericanos que todavía están en la República Dominicana y escoltarlos en seguridad hasta este país. La misma asistencia estará a disposición de ciudadanos de otros países, algunos de los cuales ya han solicitado nuestra ayuda. En cumplimiento de mis instrucciones, ya han desembarcado 400 infantes de Marina”.

Apuntamos que el número de soldados que desembarcaron ese día y el siguiente, sumaban más de 5 mil y que ya el día 30 de abril, más de 20 mil soldados norteamericanos habían desembarcado en decenas de aviones y helicópteros y más de 20 grandes buques de guerra. En total el número de efectivos militares a los pocos días ascendió a 42 mil.

El pueblo dominicano enfrentó esta intervención con coraje de leyenda que conmovió al mundo, hecho que originó admiración en toda América Latina y multitudinarias manifestaciones de protestas contra Estados Unidos y de solidaridad con el pueblo dominicano.

La decidida resistencia patriótica del pueblo dominicano a esa intervención evitó que la ciudad capital fuera ocupada y condujo al Presidente Johnson el 30 de abril a otro discurso, modificando la excusa original expresando entonces que comunistas entrenados estaban tomando el control de la dirección del movimiento para convertir a Santo Domingo en otra Cuba, hecho que, según agregó, constituía una amenaza a los principios del sistema interamericano.

El presidente Bosch desde su exilio en Puerto Rico, enfrentó tales acusaciones declarando que constituían una infamia, pero el 2 de mayo Johnson volvió a repetir su discurso, señalando esta vez que el objetivo de Estados Unidos, con su intervención militar era el de “prevenir otro Estado comunista en América Latina”.

Por sugerencia del profesor Bosch, el Congreso de la República en armas, el día 3 de mayo proclamó al coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, en sustitución del Dr. Molina Ureña, Presidente Provisional de la República, quien de inmediato nombró su gabinete integrado por: el Dr. Jottin Cury, en Relaciones Exteriores; el capitán de navío Ramón M. Montes Arache, en el Ministerio de las Fuerzas Armadas; Héctor Aristy, en el Ministerio de la Presidencia; Emilio Almonte Jiménez, en Obras Públicas; el Dr. Marcelino Vélez Santana, en Salud Pública; Virgilio Mainardi Reyna, en Trabajo; José Rafael Abinader, en Finanzas; Dr. Fernando Silié Gatón, en Educación, Bellas Artes y Cultos; y Ramón Ledesma Pérez, como Ministro sin Cartera.

Ese mismo día por la noche, las tropas norteamericanas comenzaron a establecer una “zona de seguridad internacional, lo que en verdad era un corredor militar que dividió la ciudad capital en dos zonas, quedando la dirección del Movimiento Constitucionalista confinada a la parte sur, a la zona colonial y Ciudad Nueva. Poco después tropas renovadas de San Isidro con la ayuda de soldados norteamericanos iniciaron lo que se conoció como “operación limpieza” de la parte norte, donde murieron luchando centenares de combatientes constitucionalistas y muchos más ciudadanos inocentes.

En medio de tal situación llegó al país una comisión de la Organización de Estados Americanos (OEA) con la que fue firmado un “alto al fuego”, que no cumplieron las tropas norteamericanas, ni el bando de San Isidro, mientras en Washington, el 6 de mayo esa misma OEA legalizó la intervención de Estados Unidos en nuestro país al crear la llamada “Fuerza Interamericana de Paz”, (FIP), con el voto de apenas 12 delgados, más el voto del embajador dominicano Bonilla Atiles, del gobierno inexistente de Reid Cabral. Solo seis países del continente se comprometieron a enviar soldados a Santo Domingo y 4 de ellos gobernados por dictaduras: Brasil, Paraguay, El Salvador y Nicaragua. La OEA designó como comandante de los 42 mil marines ahora convertidos en FIP, al general brasileño, Hugo Panosco Alvin, pero el jefe verdadero era el general norteamericano Bruce Palmer.

En medio del mayor descredito internacional, el 7 de mayo los norteamericanos decidieron crear otro gobierno y destituir la Junta Militar que habían instalado días antes. Esta vez organizaron lo que llamaron: Gobierno de Reconstrucción Nacional, presidido por el general Imbert Barreras y el Ingeniero Alejandro Zeller Cocco, Vicente Grisolia y el puertorriqueño, Julio Postigo, dirigente de la Iglesia Evangélica.

Países representados en FIP

País No. De soldados Estados Unidos 42,000 Brasil 1,152 Honduras 250 Paraguay 178 Nicaragua 159 Costa Rica 21 El Salvador 3 Las negociaciones con la OEA

Después de varias negociaciones del gobierno constitucionalista con representantes del gobierno del Presidente Johnson que llegaron al país y que fracasaron, entre otras, la propuesta de crear un gobierno provisional que presidiera el hacendado Antonio Guzmán, en junio 10 se iniciaron conversaciones con una Comisión Ad-Hoc creada por la OEA para buscar una salida que pusiera fin a la intervención norteamericana.

Esa comisión de la OEA estaba encabezada por los Embajadores de Estados Unidos, Ellsworth Bunker, quien actuaba como jefe, Ilmar Penna Marinho, del Brasil y Clairmont Duenas, de El Salvador. Durante los primeros días participó también José A Mora, Secretario General de la OEA.

Por la parte dominicana actuaron en esas reuniones: el Presidente Caamaño, el Dr. Jottin Cury, Ministro de Relaciones Exteriores, Dr. Salvador Jorge Blanco, Procurador General de la República, Dr. Anibal Campagna, Presidente del Senado y don Antonio Guzmán y Héctor Aristy, Secretario de la Presidencia.

Esas dos comisiones agotaron un largo ciclo de negociaciones que duró hasta finales de agosto de 1965, cuando se decidió la designación del Dr. Emilio García Godoy como Presidente Provisional, las renuncias del Presidente Caamaño y de Imbert Barreras, Presidente del Gobierno de Reconstrucción Nacional, mediante la firma del “Acta de Reconciliación Dominicana”, firmada el 31 de agosto de 1965.

Ese acuerdo envolvió a su vez la firma de otro documento denominado “Acta Institucional”, que recogía en esencia lineamientos referentes a las libertades públicas, respeto a los derechos humanos, y el compromiso de efectuar elecciones generales con un plazo no menor a los seis meses y el retiro de las tropas de Estados Unidos después de esas elecciones. Este documento fue firmado entre el Presidente Caamaño y el Dr. García Godoy como Presidente Provisional, el 3 de septiembre de 1965.

Fruto de ese último compromiso en julio de 1966 fueron efectuadas elecciones generales, encontrándose aún en territorio dominicano las fuerzas militares interventoras de Estados Unidos. Los candidatos principales en esos comicios fueron el Dr. Joaquín Balaguer, llevado a la Presidencia por el dictador Trujillo en 1960, por el Partido Reformista y el profesor Juan Bosch, líder del PRD. Bosch en permanente situación de amenaza de muerte no pudo efectuar libremente campaña electoral. Resultó ganador en los comicios del país ocupado el Dr. Joaquín Balaguer.

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