En ese año de 1955, la dictadura cumplió un cuarto de siglo y con tal motivo fueron organizadas muchísimas actividades festivas que culminaron con la Inauguración de la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, ocasión para la cual el gobierno construyó un amplísimo complejo de edificaciones cuyo costo se estimó superior a los 70 millones de pesos; así como dos grandes hoteles: El Embajador y el Paz.
La celebración de la Feria de La Paz y Confraternidad del Mundo Libre, que adquirió características medievales (Angelita, hija del tirano, fue designada y coronada como Reina de la misma) por su enorme costo, marcó paradójicamente la declinación de la dictadura.
Esa realidad, empero no previsible en aquel momento, envuelta como se encontraba la tiranía en la carnavalesca festividad del 25 Aniversario de la llegada al poder del “Padre de la Patria Nueva”, título que le fuera concedido poco antes. Durante esa celebración visitaron el país centenares de personalidades norteamericanas, latinoamericanas y europeas como invitados. Debe hacerse mención de la visita, en el mes de marzo, de Richard Nixon, Vicepresidente y futuro Presidente de los Estados Unidos, en momentos en que cada familia dominicana era obligada a comprar una placa de metal para ser colocada en la entrada de su hogar y que llevaba grabado el rostro del tirano y a su lado derecho la siguiente inscripción: “En esta casa Trujillo es el Jefe”.
Para poder cumplir con los compromisos contraídos para financiar el complejo de edificaciones de la feria que se iniciaron en 1954, a fin de conmemorar de manera fastuosa el veinticinco aniversario de la Era, y también debido a la elevada suma invertida en la compra de la Compañía Eléctrica de Santo Domingo, el gobierno pronto se vio forzado a contraer una grandísima deuda con el Banco Central, principal garantía de la estabilidad monetaria nacional.