La conspiración del capitán Eugenio de Marchena

Una de las acciones conspirativas más importantes contra Trujillo originada dentro del ejército la organizaron el capitán, comandante de la Compañía de Artillera, Eugenio de Marchena, junto a su hermano Freddy, teniente del mismo cuerpo militar que tenía su asiento en la Fortaleza Ozama de la ciudad capital. De Marchena había realizado varios cursos de artillería en el extranjero y era considerado un experto en esos menesteres. Disfrutaba de un gran prestigio en las Fuerzas Armadas.

El plan consistía en ametrallar a Trujillo y a su sequito con los carros de asalto, en una de las acostumbradas paradas militares que organizaba con frecuencia la dictadura para exhibir su poder.

El complot, en el que estaban implicados también civiles, fue descubierto casi a mediados de mayo de 1946 y De Marchena y su hermano fueron destituidos y arrestados. Un informe de la época de la Embajada de los Estados Unidos aseguraba que casi inmediatamente más de 100 guardias y oficiales fueron fusilados y asesinados.

Esta acción conspirativa coincidió con los planes expedicionarios que en Cuba organizaba el exilio dominicano, bajo la dirección del general Juan Rodríguez, un rico hacendado del Cibao a quien Trujillo despojo de gran parte de su fortuna. Los investigadores de la tiranía sospecharon que De Marchena tenía relaciones con los exiliados antitrujillistas.

De Marchena, permaneció incomunicado en diferentes prisiones durante varios meses y todos los esfuerzos de sus familiares por entrar en contacto con él resultaron inútiles. Conducta habitual del dictador contra aquellas personas que entendía resultaban “peligrosas” para su gobierno; pero no fue asesinado de inmediato, sino sometido a increíbles torturas y humillaciones durante más de un año. En octubre de 1947, mientras se encontraba en la cárcel pública de La Vega, por “órdenes superiores” le fue aplicada por otro capitán la “ley de fuga”.