Miembro de una destacada familia de Santiago, donde nació, que se dedicó muy joven a cultivar la creación poética y al periodismo. Sus poemas y crónicas eran generalmente publicadas en el periódico “La Información”. En 1924 se integró a las filas del Partido Nacional de Horacio Vásquez, siendo designado por su capacidad de trabajo, pero sobre todo por las simpatías que conquisto dentro del campesinado de aquella provincia, jefe de ese agrupamiento en aquella ciudad cibaeña. El triunfo aplastante de Vásquez en Santiago sobre el otro candidato, el licenciado Francisco Peynado en las elecciones presidenciales efectuadas en 1924, elevaron aún más la figura de Martínez Reyna convirtiéndolo a su vez en un líder regional. Por ese motivo fue designado como Secretario de Estado de la Presidencia, posición que fue creada por Vásquez. Abandonó esa posición en 1928 y retornó a su pueblo natal donde continuó en la dirección del Partido Nacional.
Como líder de ese partido en Santiago se vio obligado, primero a apoyar la extensión por dos años mas del mandato del presidente Vásquez y más tarde su reelección. En esos menesteres registró serias confrontaciones con los opositores a Vásquez en aquella ciudad, pero sobre todo con el Dr. Rafael Estrella Ureña.
Cuando en febrero de 1930 estalló el “Movimiento Cívico” dirigido por este último y por el general Trujillo que derrocó el gobierno de Vásquez, Martínez Reyna y los principales dirigentes del Partido Nacional en Santiago, inútilmente intentaron la resistencia, pero no lograron reunir fuerzas militares suficientes pues los golpistas tomaron la fortaleza San Luis y las armas allí reunidas con la complicidad de los jefes de ese recinto, todos bajo el control del jefe del ejército, Rafael L. Trujillo.
Consolidado el golpe militar que elevó a la Presidencia Provisional al Dr. Estrella Ureña y convocadas las elecciones para elegir en mayo de 1930 a un nuevo Presidente de la República y convertido el general Trujillo en el candidato de la Confederación de Partidos, se inició de inmediato un ambiente represivo que obligó a sus contendientes, Federico Velásquez, candidato a la Presidencia, y Ángel Morales, a la Vicepresidencia, a denunciar el clima de violencia y declinar la participación en tales comicios. Como se conoce, en esas elecciones fraudulentas resultó elegido presidente el general Trujillo, quien ahora en tal posición y además como jefe del ejército intensificó la represión violenta en todo el país contra los partidarios del derrocado presidente Horacio Vásquez y otros grupos que se le oponían.
En Santiago particularmente, donde Vásquez tenía muchos seguidores y Martínez Reyna era el líder regional indiscutible, el clima de violencia alcanzó niveles del escándalo, pues muchos miembros destacados del Partido Nacional de Vásquez tuvieron que abandonar la ciudad para evitar ser apresados, otros huyeron hacia Haití y los detenidos eran maltratados brutalmente y no pocos fueron desaparecidos. En medio de ese clima de terror las altas instancias del grupo de Trujillo entendieron que el liderazgo de Martínez Reyna constituía una amenaza y el dictador por tanto ordenó su muerte.
El horrible asesinato ocurrió el 1ro. de junio de 1930 en San José de las Matas y fue ejecutado por un grupo de matones al servicio de Trujillo encabezado por José Estrella, designado poco después representante del Poder Ejecutivo en la provincia. El grupo de esbirros fuertemente armado penetró a altas horas de la noche de ese día en la residencia donde se encontraba durmiendo, convaleciente de una enfermedad pulmonar el poeta Martínez Reyna junto a su mujer, Altagracia Almanzar, en estado de embarazo, quien también fue ultimada a tiros y rematada a machetazos. Los asesinos además mataron en esa jornada macabra a una empleada doméstica que asistía a la pareja en los quehaceres de la casa.