Contribución de la UASD a la libertad del pueblo dominicano

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La Universidad Autónoma de Santo Domingo, la más antigua institución académica del Nuevo Mundo, fundada por los sacerdotes padres dominicos en 1538, se ha caracterizado en sus casi 500 años de existencia por ser un faro del conocimiento que alumbra a nuestro pueblo el camino del porvenir, baluarte en la defensa de sus derechos democráticos, resistencia contra el despotismo y fuente nutriente de los ideales democráticos de la juventud dominicana.

De ahí la ejemplar conducta de sus profesores, estudiantes y autoridades en todos los momentos difíciles en que las libertades públicas se han visto conculcadas o amenazadas.

Así por ejemplo, en 1930, en los inicios de la dictadura de Trujillo, las primeras voces que advirtieron a la nación sobre ese peligro, procedieron de la Universidad. Su Rector, el Dr. Ramón de Lara y el profesor Leovigildo Cuello, ambos médicos de gran prestigio, públicamente criticaron las primeras acciones terroristas del régimen. Ambos fueron apresados y destituidos de sus posiciones y obligados al destierro.

En idéntico sentido durante la década de los años cuarenta, los principales grupos de oposición a la tiranía, el Partido Socialista Popular y la Juventud Democrática, fueron constituidos por egresados y estudiantes universitarios. El licenciado Heriberto Núñez, junto a los jóvenes estudiantes Francisco Henríquez Vásquez y Pericles Franco, fueron los propulsores del PSP.

Asimismo, la agrupación Juventud Democrática, fundada en 1946, entidad que en poco tiempo se constituyó en una seria amenaza para la dictadura, estaba integrada fundamentalmente por universitarios y fueron sus principales organizadores los estudiantes: Manuel Mena Blonda, Carmen Natalia Martínez Bonilla, Virgilio Díaz Grullón, Josefina Padilla, Tiberio Castellanos, José Ramón Martínez Burgos, Juan Ducoudray, Alfredo Lebrón Pumarol y los egresados Dr. Rafael Moore Garrillo y el Dr. Guillermo Sánchez Gil.

Casi todos estos jóvenes padecieron pers

ecuciones y prisiones e impedidos de continuar sus estudios por muchos años pues la tiranía prohibió su inscripción.

Cuando a finales de la década de los años cincuenta se inició la gran oleada democratizadora continental que echó del poder a Rojas Pinilla en Colombia (1957) a Pérez Jiménez en Venezuela (1958) y a Fulgencio Batista en Cuba (1959) y los dominicanos exiliados organizaron en junio de 1959, con la solidaridad del gobierno de Venezuela y del gobierno revolucionario de Fidel Castro, la expedición armada que originó los desembarcos de Constanza, Maimón y Estero Hondo, la contribución de la juventud estudiantil universitaria y de sus egresados, estuvo a la altura de la patriótica generosidad que siempre ha exhibido la Universidad de Santo Domingo.

Fueron miembros de ese grupo de héroes que los dominicanos conocen como “la raza inmortal”, los siguientes mártires, estudiantes y profesionales: doctores en medicina, Felipe Madero Sanabia, Octavio Augusto Mejía Guzmán, Dr. Pascasio Toribio Bencosme García, Rafael Augusto Mella Lara, los doctores en derecho, Rafael Moore Garrido, alias Fellin, Juan Enrique Puigsubirá Miniño (Johnny), José Horacio Rodríguez Vásquez, José Caonabo Lora Martínez, Antonio Mota Ricart, el doctor en odontología, Miguel Álvarez Fadul, el ingeniero Leandro Guzmán Abreu, más los estudiantes Pedro Pablo y Alejandro Fernández Báez, Carlos Aponte Willard, Antonio Javier Achécar Kalaf, Fernando Fernández Moreau, y otros.

Una contribución no menor en sacrificio y heroísmo fue registrada en el movimiento de la resistencia clandestina descubierta por la tiranía en enero de 1960 que llevó el nombre de Movimiento Revolucionario 14 de Junio, encabezado en su mayor parte por jóvenes egresados de la USD, como el Dr. Manuel Aurelio Tavares Justo, la doctora Minerva Mirabal (asesinada en noviembre de ese año junto a sus hermanas Patria y María Teresa), el Ing. Leandro Guzmán, el Dr. Luis Gómez Pérez, Pipe Faxas, el Dr. Julio Escoto, el Dr. Blanco Fernández, el Dr. Tejada Florentino, médico eminente, asesinado en “La Cárcel de la 40”.

Poco después de la muerte de Trujillo, en mayo de 1961, fueron los estudiantes universitarios los iniciadores en julio de ese año las movilizaciones masivas que obligaron a la salida de los remanentes de la dictadura –su hijo Ramfis, jefe de las Fuerzas Armadas, los hermanos del tirano y los demás familiares- y la salida del poder del Dr. Balaguer, en ese momento presidente de la República llevado por el tirano a esa posición; lucha que los jóvenes unieron a la demanda de la autonomía universitaria.

El 31 de diciembre de 1961, en medio de las protestas generalizadas de casi todo el pueblo que exigía su salida del poder, junto a otras medidas demagógicas tomadas para intentar permanecer en la presidencia, promulgó el Dr. Balaguer la ley No. 5778 que otorgó la autonomía a la Universidad, y además, le concedió el derecho a recibir el 5% del presupuesto de la nación. Poco después Balaguer buscó asilo político en la Nunciatura Apostólica del Vaticano.

La conquista de la autonomía universitaria permitió el inicio de un proceso de democratización de la UASD dirigido sobre todo a: la destitución de los profesores vinculados a la tiranía, el establecimiento de la libertad de cátedra y por una universidad abierta a todas las corrientes del pensamiento (conducta académica peligrosa, según expresaba la derecha dominicana), la organización de concursos por oposición para la selección del cuerpo docente, la apertura de la educación superior a los sectores desposeídos de la nación, programa mínimo que no pudo ser alcanzado de inmediato, y que originó otro largo proceso de lucha que duró varios años, pues la extrema derecha dominicana era enemiga de la autonomía universitaria

Así por ejemplo, cuando poco después de la 2da. Intervención Militar Norteamericana de 1965, se inició en la UASD el Movimiento Renovador que tomó como bandera la consolidación de la plena autonomía, el mantenimiento de la Universidad abierta a los sectores populares de bajos ingresos, la libertad de cátedra, etc., el entonces Presidente Provisional de la República, García Godoy, intentó ahogar económicamente a la UASD, negándose a la entrega de los recursos necesarios para su mantenimiento.

Esa acción negativa de García Godoy, generó un amplio movimiento nacional de apoyo a la demanda del cumplimiento de la entrega inmediata de los fondos económicos necesarios, y en una de las marchas pacificas organizadas por el estudiantado dominicano el 9 de febrero de 1966 al arribar al Palacio Nacional, los estudiantes fueron salvajemente agredidos por las fuerzas policiales.

En esa bárbara agresión policial perdieron la vida los jóvenes, Antonio Santos Méndez, Miguel Tolentino, Miguel Jiménez Mella y Amelia Ricart Calventi, quien herida mortalmente falleció poco después, el 3 de marzo de ese año. Otros estudiantes como Brunilda Amaral y Antonio Pérez, quedaron inválidos para toda su vida y otros 15 jóvenes fueron heridos de bala.

Durante el denominado “gobierno de los 12 años” del Presidente Balaguer, periodo que se caracterizó por la represión permanente contra los sectores progresistas del país, la UASD vivió en permanente acosó con su autonomía y su fuero amenazado, padeciendo además una campaña permanente de descredito de parte del gobierno y de dirigentes políticos derechistas, que acusaban a la UASD de ser un “foco de adoctrinamiento comunista”. Durante esos años la universidad fue cercada en no menos 30 oportunidades por fuerzas policiales enviadas allí a reprimir manifestaciones estudiantiles, y ocupada por tanques y efectivos policiales y del ejercito, por lo menos en seis ocasiones, originándose su cierre a veces por semanas.

Uno de los momentos más difíciles lo vivió la UASD el 4 de abril de 1972, cuando tras la excusa de que en su recinto se escondía un dirigente izquierdista, todo el recinto universitario fue acorralado por centenares de soldados y policías llegados en carros de asalto y tanquetas, que luego penetraron disparando hacia su interior, con un saldo de decenas de heridos, entre otros la joven estudiantes de economía, Sagrario Ercira Díaz, quien falleció días después.

Ese día fueron detenidos y conducidos en carros y camiones militares hacia los cuarteles policiales, centenares de estudiantes y decenas de profesores, entre otros su rectos, el Dr. Jottin Cury.

El entierro de la joven Sagrario Ercira Díaz, al que asistieron decenas de miles de personas, constituyó la más grande manifestación de duelo y de repudio a la represión del gobierno de Balaguer efectuada en nuestro país.

Superada la permanente situación de amenaza a su autonomía y fuero, con la derrota electoral de Balaguer en 1978, la UASD pudo en poco tiempo retomar sus planteamientos originales de superación académica y consolidarse como la principal institución de educación superior del país.

Hoy, a pesar de las deficiencias que padece a causa del limitado aporte del Estado a su sostenimiento, con más de 180 mil alumnos y sus más de 2,000 profesores distribuidos en todo el país en sus 15 recintos universitarios situados en nuestras principales ciudades, la UASD continua siendo la principal fuente de acceso de los estudiantes de escasos recursos a la educación superior, y como siempre, fuente nutriente de los ideales democráticos de la juventud dominicana.

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