Complot del Movimiento Militar Constitucionalista

El liderazgo de Tavárez Justo y su fusilamiento en “Las Manaclas”
February 23, 2017
CORONEL RAFAEL TOMÁS FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ
February 23, 2017

El 30 de enero de 1965 se firmó en Río Piedras, Puerto Rico, un pacto político entre el Partido Revolucionario Dominicano y el Partido Revolucionario Social Cristiano. El primero estuvo representado por el ex presidente Bosch y el segundo por el Dr. Antonio Rosario, presidente de esa entidad política. En ese pacto ambos partidos se comprometieron a actuar en un frente común con el objetivo de luchar por el restablecimiento en el país de la constitucionalidad desconocida por los militares, pero sin elecciones.

Ese pacto alentó aún más las luchas sociales y estimuló también el trabajo conspirativo del pequeño grupo de militares jóvenes que se mantenían en contacto con el coronel Fernández Domínguez quien se encontraba en virtual exilio en Chile.

En los primeros meses de 1965, de enero a abril, los periódicos locales informaron sobre rumores de por lo menos la existencia de cuatro conspiraciones en marcha contra el gobierno, mientras Donald Reid seguía entretejiendo los hilos que, según sus planes, le permitirían continuar en el poder por la vía electoral.

En abril el grupo militar constitucionalista encabezado por el coronel Hernando Ramírez, su principal figura en ausencia de Fernández Domínguez, quién había dado a su movimiento el nombre de “Enriquillo”, luego de varias reuniones con principales líderes del Partido Revolucionario Dominicano envueltos en la conspiración, el Dr. Molina Ureña y el Dr. José Francisco Peña Gómez le pusieron fecha a su proyecto de retorno al orden constitucional con el profesor Bosch como Presidente de la República. La acción sería iniciada el 26 del citado mes y su consigna central sería: “Retorno al orden constitucional sin elecciones”

.

El 24 de abril, luego de una reunión entre el presidente Reid Cabral y el Jefe del Ejército, general Rivera Cuesta, reunión donde se conocieron los nombres de otros conspiradores descubiertos, el Jefe del Estado ordenó a este último presentarse en el campamento militar 16 de agosto situado en la carretera Duarte, a unos 20 kilómetros de la capital, para detener allí a cuatro oficiales denunciados que habían sido previamente citados ante la presencia de su jefe.

Tan pronto llegó a su despacho, Rivera Cuesta llamó a su asistente el capitán Peña Taveras, encargado de los servicios administrativos de esa fortaleza, para informarle sobre la situación.

El capitán Peña Taveras, que formaba parte del movimiento “Enriquillo”, en la plena comprensión de la gravedad del momento, en el acto desenfundó su pistola y arrestó al Jefe del Ejército y a otros oficiales que le acompañaban, con la asistencia de varios sargentos y oficiales que habían sido alertados por éste y que en lo inmediato se presentaron a las oficinas de la jefatura del Estado Mayor.

Esta operación ocurrió poco después del mediodía, momento en que el Dr. José Francisco Peña Gómez, dirigente del PRD, se encontraba ante los micrófonos de la emisora de Radio Comercial en la transmisión del programa radial de su partido, “Tribuna Democrática”.

Peña Taveras llamó por la vía telefónica a los militares constitucionalistas para informar sobre el arresto de Rivera Cuesta y el inicio del levantamiento. A varios los pudo localizar, pero a muchos otros no, decidiéndose en lo inmediato comunicarse con el Dr. Peña Gómez, quién una vez en conocimiento de lo sucedido, aprovechó el uso de los micrófonos de Radio Comercial para informar al pueblo de la situación, demandando el respaldo al movimiento en retorno al orden constitucional.

Ese llamamiento consolidó el levantamiento, pues en lo inmediato miles de manifestantes en las principales ciudades del país se lanzaron a las calles gritando ¡Viva Juan Bosch! ¡Abajo el triunvirato!

En la ciudad capital, los manifestantes en las callejuelas de los barrios alcanzaban a miles, quienes gritaban y saltaban la inusitada alegría.

Aproximadamente a las 3 de la tarde de ese día, un grupo de militares constitucionalistas acompañados de dirigentes políticos del PRD y otros partidos democráticos, tomaron la emisora oficial del gobierno, Radio Santo Domingo, y con un grupo de locutores de esa misma empresa radial y de otras emisoras, continuaron informando a la ciudadanía sobre lo sucedido, reiterando a cada minuto ante el pueblo su demanda en apoyo al retorno del orden constitucional desconocido en septiembre de 1963.

Miles de ciudadanos de todas las clases sociales hicieron acto de presencia frente a la emisora para respaldar la acción. La revolución constitucionalista había comenzado.

Pocas horas después en Washington el presidente de Estado Unidos Lindon B. Johnson impartía instrucciones para que varias unidades de la Marina de Guerra norteamericana y el portaviones “Boxer” se dirigieran inmediatamente hacia aguas cercanas de la República Dominicana.

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