Expedición de Mariel, 1932.

Focos de resistencia a Trujillo, 1930/1931
February 20, 2017
La Conspiración Militar del coronel Leoncio Blanco, del coronel Ramón Vásquez Rivera y del capitán Aníbal Vallejo.
February 20, 2017

En agosto de 1931, el vicepresidente Rafael Estrella Ureña salió a Estados Unidos en un viaje de salud, pero allí se declaró exiliado político. En respuesta, el Congreso lo destituyó.

Muchos otros dominicanos que eran ya exiliados del régimen de Trujillo, se congregaron en Cuba y empezaron a conspirar desde una base militar cerca de La Habana, llamada Mariel. La idea era formar una fuerza militar capaz de invadir la República Dominicana y derrocar la dictadura de Trujillo. El jefe militar de esa expedición sería el destituido vicepresidente Estrella Ureña.

Bajo el amparo del clima revolucionario que comenzó a registrarse en Cuba en 1933, luego de la caída del dictador de ese país, General Gerardo Machado, quien luego de ser derrocado buscó refugió como exiliado junto a sus principales colaboradores en la República Dominicana gobernada por Trujillo, un nutrido grupo de exiliados dominicanos iniciaron los preparativos para organizar una expedición armada contra el dictador dominicano.

A la cabeza de los organizadores de la proyectada expedición se encontraban el Lic. Rafael Estrella Ureña, Alexis Liz y Buenaventura Sánchez Féliz, contando con la ayuda del presidente provisional de Cuba, Dr. Grau San Martín y el Dr. Antonio Guiteras, ministro de ese gobierno, y líder del movimiento que derribó al general Machado.

El lugar escogido para ese proyecto expedicionario lo fue el pequeño puerto de la marina cubana conocido como “El Mariel”, situado a pocos kilómetros de La Habana.

Pero encontrándose la expedición en la fase de los preparativos finales, un golpe militar encabezado por el sargento y más luego general Fulgencio Batista ocurrido ese mismo año derrocó al presidente Grau San Martín, hecho que condujo a la paralización de dicho proyecto, y más tarde a su fracaso.

El ahora general Batista, quien asumió la presidencia de Cuba a los pocos días entró en contubernios con Trujillo. Según explicaron los exiliados, el dictador dominicano pagó al golpista cubano Fulgencio Batista quinientos mil dólares para detener la acción liberadora y para que apresara a sus principales organizadores, quienes poco después, fueron obligados a abandonar la patria de Martí.

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