Gladys Gutiérrez, luchadora de mil batallas por la libertad y democracia dominicana, quien tuvo una fructífera vida social y política. El Pueblo Dominicano, fue fiel testigo de su vida transparente y apasionada por los grupos vulnerabilizados, especialmente las mujeres, contrarrestando desde todo ángulo de su vida las violaciones de los derechos humanos y la violencia intrafamiliar y la violencia social y del Estado, ese Pueblo la vio transcurrir por un camino de vicisitudes, de sacrificios, de martirio, porque ella perteneció a una generación de hombres y mujeres que les tocó vivir hechos históricos, que marcaron por siempre sus personalidades y sellaron el compromiso de seguir luchando por la construcción de una sociedad mejor.
Pensamos en el poema "Una mujer está sola" de la inmensa e inolvidable Aida Cartagena Portalatin, principalmente en el fragmento que dice: "No creo que yo esté aquí demás, aquí hace falta una mujer y esa Popular Dominicano (MPD).
Se une en matrimonio a Henry Segarra, su compañero de luchas, que debido a su accionar y activismo político a favor del Pueblo Dominicano, es detenido y llevado a la Cárcel de Dajabón de donde desaparece.
Gladys inicia una búsqueda desgarrante y dolorosa, cárcel por cárcel; ella contaba que aunque amparada en el marco de la ley, pero siempre con impedimento oficial, con evasivas y burlas y sin que ninguna autoridad le diera una explicación de lo acontecido, acudió a los periódicos, a la televisión, a programas radiales denunciando aquel vía crucis pero Henry no apareció nunca y ésta mujer se juró a sí misma no descansar jamás en la denuncia de las violaciones a los derechos humanos, a exigir el esclarecimiento de las desapariciones de opositores políticos, a luchar por la libertad de los presos políticos y el retorno de los exiliados. Este intenso activismo desarrollado por ella la llevó a la Cárcel de La Victoria junto a Carmen Mazara, durmiendo en el suelo y recibiendo, como es de suponer, los típicos vejámenes de la represión oficial de entonces.
A principios de diciembre del año 1972 es deportada a Francia, pero advirtió a las autoridades dominicanas que mejor la mataran si no le permitían llevarse el más pequeño de sus hijos llamado Flavio Enrique con apenas tres años de edad, pues César Giovanni, el mayor de todos estaba en Alemania, con una beca que ella gestionara, para protegerle la vida y Eduardo, su otro vástago, quedaba aquí en el país al cuidado de su padre.
Con su pequeño hijo de la mano, sale Gladys del país con destino a Madrid donde trata por todos los medios de que, por la facilidad del idioma la dejen en España, pero esto le fue negado; llega a Francia, hacía mucho frío y es alojaba en un centro de refugiados en las afueras de París. Nos contaba que en la habitación había dos camitas, una al lado de la otra, en ellas dormían ella y su pequeño hijo Flavio Enrique.
Su lucha por los derechos humanos la llevó a viajar por el mundo entero a distintos Tribunales y congresos, a paises como Bruselas, Italia, Francia, Cuba y Rusia. Tanto aquí como en otros países, impulsó la resolución mediante la cual se solicita la declaración del 25 de Noviembre como "Día de la No Violencia contra la Mujer" en las Naciones Unidas, en homenaje de recordación a las Hermanas Miraba!. Fue Diputada ante el Congreso Nacional (1990-1994), donde unifico criterios con los demas diputados para garantizar la aprobación de los proyectos de leyes que favorecieron a la mujer. Regidora de la Ciudad de Santo Domingo del 1994 al 1994 y posteriormente en 1996 Directora General de Promoción de la Mujer. En el período 1999-2000 pasa a ser la Secretaria de Estado de la Mujer, hoy Ministerio. Repite del 2004-2006 como Secretaria de Estado de la Mujer de donde renuncia en el año 2006 por razones de salud.
Luego es nombrada como Secretaria de Estado, Asesora del Poder Ejecutivo para el Seguimiento de los Convenios Internacionales sobre la Mujer.
Se inició como circulista en el Comité Intermedio General Máximo Cabral, y en ocasión del Segundo Congreso del PLD, dentro de la estructura de la Secretaría de Organizaciones Populares, es designada encargada del trabajo con las mujeres, contando siempre con el apoyo de Juan Bosch, porque para él la participación de las mujeres en la política era un requisito fundamental e indispensable para el desarrollo , tanto del partido como de la sociedad, y siempre decía que "en la medida que las mujeres cobraran mayor conciencia política, en esa misma medida estarían preparadas para liberarse, no del hombre sino de la sociedad injusta en que viven, porque cuando las mujeres adquieren conciencia política, alcanzan el nivel de desarrollo más alto, lo que les permite sentirse solidarias con todo el género humano e inclinadas por tanto a luchar para que desaparezcan de la Tierra las injusticias que originan la explotación".
Cuando se funda la Secretaría de la Mujer del PLD en 1995, por un grupo de mujeres, todas valiosas militantes que honran las filas de dicho Partido, contaba con el apoyo siempre amoroso y solidario de Juan Bosch.
Cuando la filósofa existencialista Simone de Beauvoir dice que la noción de ser humano, hombre y mujer, es una construcción social cultural y afirma que "la mujer no nace, se hace", se puede afirmar de manera contundente y precisa que Gladys Gutiérrez se hace mujer desde la participación política y las luchas sociales del Pueblo Dominicano, que inicia desde muy joven en contra de la dictadura de Trujillo.
Su búsqueda de la justicia, de la libertad, de la equidad e igualdad de género, su conocimiento de los problemas y los sufrimientos que las mujeres padecen, su gran sensibilidad y la demostración constante de su rebeldía y su valentía permite hoy el honor de darle a Gladys Gutiérrez un reconocimiento justo a esa voz defensora de los derechos del pueblo, a esa soñadora con una sociedad plena en igualdad y respeto, a una mujer que no miraba hacia atrás, porque su paso firme y decidido fue indetenible.
Nada más cierto que estas palabras y Gladys Gutiérrez es un ejemplo, su inmensa humanidad, su amor por los demás la llevó a abrir las puertas de su casa, de su hogar para todos los que en algún momento de sus vidas, ya sea por problemas personales, persecución política, etc. Solo tenían que acudir a su vivienda y eran recibidos/as con los brazos abiertos. Con su partida se cierran esas puertas, ese espacio de reuniones bohemias político-sociales, pero nos deja a toda la Sociedad Dominicana, el ejemplo de su vida útil, de sus desvelos, de sus afanes, de sus anhelos, de sus compromisos, de sus logros y de su largo camino en lucha por la construcción de una sociedad equitativa donde no haya que acudir a resoluciones y leyes para reconocer los derechos de las mujeres.
Gladys Gutiérrez vivió con la frente en alto, con el deber cumplido y como siempre, vestida de dignidad.