Desde antes de alcanzar el poder, Rafael L. Trujillo era conocido por su conducta desenfrenada dirigida a la acumulación fraudulenta de riquezas. Igual comportamiento registraron varios de sus hermanos –Arismendi, Aníbal y Pedro,- quienes alcanzaron fama como cuatreros, es decir, ladrones de ganado.
Tempranamente como siendo jefe del ejército, apareció en 1929 en varios expedientes y denuncias recibidas por el Presidente Vásquez, relacionadas con compras a sobreprecios de ropa y armas destinadas al ejército. El caudillo y Primer Mandatario Horacio Vásquez, embarcado en su proyecto continuista no atendió a las denuncias, en la creencia de que Trujillo le apoyaría en sus aspiraciones de continuar en el poder.
El desenfreno de Rafael L. Trujillo por la acumulación de riquezas, alcanzó niveles de delirio tan pronto asumió la Presidencia de la República en 1930, iniciando casi inmediatamente desalojos forzados de sus predios de terratenientes y ganaderos, compras forzadas y a precios viles de hermosas haciendas en plena producción, ocupando grandes y preciosas fincas de sus opositores, donde fueron llevados miles de presos para el trabajo forzado y gratuito, y estableciendo empresas monopolistas protegidas por legislaciones creadas para tales efectos, como fue el caso de la Cía de Seguros San Rafael, favorecida con una ley que obligaba a los patronos a asegurar a sus empleados contra accidentes de trabajo. Otro ejemplo es el de la Fabrica de Pintura y las disposiciones municipales que obligaba a pintar las fachadas de las casas anualmente.
En esta primera etapa de acumulación originaria de capitales de Trujillo, jugaron un rol importante, además, la fundación del Partido Dominicano en el cual fueron obligados a inscribirse todos los empleados públicos, quienes aportaban de forma obligatoria un 10% de su salario para su mantenimiento, la creación del monopolio de la distribución de la sal, la fundación de una empresa financiera usurera destinada a la compra de los sueldos mensuales de los empleados públicos con un descuento de un 5%, la temprana monopolización de las compras del Estado de materiales de construcción y ferreteros, mediante la creación de un negocio que administraba su cuñado Francisco Martínez Alba, a lo que se añadió la fundación de una compañía lechera para acaparar su venta en la ciudad capital y un matadero industrial para la venta de la carne en esa misma población.
Para el abastecimiento de la leche y la carne Trujillo creó la “Hacienda Fundación”, situada cerca de Santo Domingo. Por esa época organizó en tierras del Estado, en las montañas de la zona fronteriza, varios aserraderos.
En 1933, Trujillo amplió la mira de sus ambiciones y decidió también comenzar a incursionar en el campo industrial y por ello promulgó la ley No. 672, mediante la cual se liberaba de todo impuesto a las nuevas industrias creada para “fabricar artículos diferentes a los que ya se producen” en el país. Poco después inició la construcción de una fábrica de aceite de maní, que fue denominado: “Sociedad Industrial Dominicana”.
El estallido de la 2da. Guerra Mundial en 1939, abrió para Trujillo la oportunidad de negocios insospechados, no solo porque muchos de nuestros principales productos de exportación subieron de precio, sino porque además, los ingresos del Estado aumentaron significativamente. Además decenas de artículos de importación escasearon a causa de esa guerra, y sus precios se situaron por las nubes, como lo fueron todos los repuestos de vehículos, los artículos ferreteros, y no pocos artículos comestibles de uso masivo, como el bacalao, arenque, habichuelas, arroz, etc. En el marco de esa coyuntura de la guerra mundial, Trujillo y sus familiares establecieron un real monopolio sobre todos los productos de consumo masivo que se importaban y se exportaban, llegando hasta el control del transporte (servicio que se encareció a causa del conflicto), fundando una empresa para el transporte marítimo y otra para el transporte aéreo.
Un informe de la Embajada de Estados Unidos elaborado en 1944, destaca que “ninguna empresa comercial o industrial de proporciones valederas puede ser establecida por dominicanos sin obligarse a compartir sus ganancias con Trujillo o algunos de sus asociados”. Por esa época el dictador fundó la Fábrica Dominicana de Cemento, que inició su producción en 1947 y la Fábrica Dominicana de Calzado (FADOC), la cual suplía las botas de la policia y militares. Para aumentar la venta de zapatos se dictaron disposiciones que prohibían a los campesinos entrar descalzos a las ciudades.
Cuando terminó la 2da. Guerra Mundial, la fortuna de Trujillo era inmensa y los ingresos por beneficios, andaban por los 10 millones de dólares al año, suma fabulosa para la época, y se había convertido en uno de los hombres más ricos de América Latina.
Pero la avaricia del dictador era indetenible y la carrera acumulativa continuó con nuevos bríos. Por esos años comenzó su ambición de adueñarse de la industria azucarera, en su mayor parte de propietarios norteamericanos. Poco después compró a la firma West Indies Sugar Co., por la suma de casi 36 millones de dólares cinco pequeños ingenios, y el ingenio Montellano al estadounidense Edwin Kilbourne, inició la construcción, primero, del Ingenio Catarey, situado en Villa Altagracia y más tarde del Ingenio Río Haina, que la dictadura decía era el más grande del mundo, estas últimas inversiones que sobrepasaron los 25 millones de dólares.
Para “redondear” sus actividades productivas industriales y hacerlas más lucrativas, en 1953, el gobierno de Trujillo adquirió por 13.5 millones de dólares la principal empresa privada generadora de energía eléctrica, de capital norteamericano, la Corporación Dominicana de Electricidad y a partir de ahí sus monopolios industriales y comerciales pagaban una suma simbólica y bajísima, por el consumo de energía eléctrica. Otra manera de enriquecimiento ilícito.
Como era natural la política de monopolización de la economía de la dictadura estranguló al sector privado, es decir, a la burguesía dominicana, y de paso al limitar al extremo la libre competencia, ahogó el desarrollo económico de la nación, y convirtió a Trujillo en amo y señor de la industria, la producción agrícola y ganadera y también del comercio nacional.
Merece ser resaltado que en las empresas agrícolas de Trujillo laboraban decenas de miles de presos comunes y políticos bajo condiciones de verdadera superexplotación. En 1955, el salario promedio de un trabajador agrícola apenas alcanzaba el dólar y medio, y dos dólares con cincuenta centavos era el promedio del salario de un obrero industrial.
A la hora de su muerte Trujillo, sus familiares y socios, eran propietarios de más del 50% de las mejores tierras cultivables del país, lo que envolvía el acaparamiento de cerca de 5 millones de tareas de tierras de la mejor calidad.
Del total del capital invertido en la industria nacional, que sumaba los casi 307 millones de dólares, Trujillo y sus familiares eran dueños de 155 millones, es decir el 51%; el sector privado nacional apenas controlaba el 7% invertido en la industria, mientras el capital extranjero, mayormente norteamericano, era dueño de 130 millones, es decir, el restante 42%.
A continuación una lista de las principales empresas industriales y comerciales propiedad del dictador y donde era accionista minoritario, pero sus familiares sociales controlaban el resto de las acciones.
Empresas industriales donde el capital de Trujillo y sus familiares es mayoritario
Empresas Capital Participación Capital Pagado %1. Azucarera Haina, C. por A. 100,000.000.00 100
2. Industria Dominicana de Calzados, C. por A. 50.000.00 100
3. Sacos y Tejidos Dominicanos, C. por A. 5.320.000.00 100
4. Fabrica de Aceites Vegetales, C. por A. 461.000.00 100
5. Tenería Fac. 2. C. por A. 300.000.00 100
6. Consorcio Algodonero Dom. C. por A. 500.000.00 100
7. Sisal Dominicano 656.000.00 100
8. Sal y Yeso Dominicano (Refinería Sal) C. por A. 23.424.000.00 100
9. Fabrica de Baterías Dominicana, C. por A. 100.000 65.00
10. Planta Recauchado C. por A. 275.000 69.64
11. Compañía Anónima Tabacalera C. por A. 900.000 71.93
12. Chocolatera Industrial, C. por A. 3.033.000 92.86
13. Fábrica Dominicana de Cemento, C. por A. 8.000.000 72.86
14. Fábrica Dominicana de Discos, C. por A. 46.100 97.84
15. Industria Licorera Altagracia, C. por A. 116.000 87.84
16. Industria Nacional del Panel, C. por A. 3.09.550 83.87
17. Industria Nacional del Vidrio, C. por A. 2.500.000 92.11
18. Industria Dominico-Suiza, C. por A. 1.425.500 68.93
19. Molinos Dominicanos, C. por A. 3.135.100 67.82
20. Pinturas Dominicanas, C. por A. 380.000 82.11
21. Pinturas Dominicanas, C. por A. 900.000 96.05
Empresas comerciales
CapitalCía. De Seguros San Rafael, C. por A. 400.000
Atlas Comercial C. Por A. 1.996.000
Caribeans Motors Co., C. por A. 2.000.000
Ferreteria Reid 974.600
Dominican Motors Co., C. por A. 1.088.500
Sociedad Inmobiliaria Dom. C. por A. 2.500.000
Empresas comerciales donde Trujillo era accionista minoritario, pero sus familiares y socios controlaban las demás acciones Capital
Equipo y Construcción C. Por A. 600.000 Fomento Industrial 1.292.100 Mercantil Agrícola, C. por A. 5.000 Seguros en General, C. por A. 129.000 Radio HIN, C. por A.Quisqueya Motor& Co. 309.000
Ferretería El Marino C. por A. 245.000
Santo Domingo Country Club, C. porA. 100.800
Comercial Dominicana C. por A. 113.100
$2.794.000Capital invertido en el sector industrial en 1961, según su origen
Capital %
Total Nacional 306.833.025 100
Inversiones Extranjeras 130.000.000 42
Trujillo y Familiares 155.265.650 51
Sector privado (Burguesía Nacional) 21.567.375 7
Estos datos solo envuelven capitales en el sector industrial. No se contemplan en los cálculos de los capitales de Trujillo y familiares, al no aparecer registrados por su valor en 1961, las propiedades del sector agrícola dedicados al cultivo de arroz, sisal, maní, banano, frutos menores varios, y a la producción ganadera
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