El estallido de abril de 1965 y el papel de Bosch, de Peña Gómez y Fernández Domínguez

CORONEL RAFAEL TOMÁS FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ
febrero 23, 2017
La 3ra. Intervención Militar de Estados Unidos.
febrero 23, 2017

Al mismo tiempo que el coronel Fernández Domínguez realizaba su labor dirigida a reunir un grupo de oficiales de las fuerzas armas que apoyaran su proyecto orientado al retorno al orden constitucional derribado por el golpe militar, en la alta dirección del PRD por instrucciones del profesor Bosch, se trabajaba con el mismo propósito.

A la cabeza de esas labores en el país se encontraba el Dr. José Francisco Peña Gómez, que ocupaba la Secretaria General, mientras en el exterior actuaba el propio profesor Juan Bosch, máximo dirigente del PRD.

Pero Fernández Domínguez fue detectado tempranamente en su propósito. Fue designado entonces como Agregado Militar en la Embajada Dominicana en Madrid, donde por medio de correspondencia y contactos con viajeros continuó actuando en su esfuerzo de ir sumando oficiales a su grupo de militares constitucionalistas. De Madrid fue trasladado en 1964 a Santiago de Chile en el mismo cargo. Durante ese traslado pasó por Puerto Rico para entrevistarse con Bosch jefe político del proyecto por el retorno del orden constitucional.

El grupo originario de estos oficiales que logró reunir Fernández Domínguez, quien bautizó su grupo con el nombre de “Enriquillo”, se encontraban el capitán Héctor Lachapelle Díaz, Rafael Quiroz Pérez, el teniente Lorenzo Sención Silverio, el mayor Cabrera Luna, el teniente Ernesto González, el alférez Jesús de la Rosa, Nelson Bobadilla, coronel Hernando Ramírez, y otros.

Más luego se fueron agregando al proyecto, el coronel Caamaño Deño, el coronel Caonabo Fernández, el capitán Peña Taveras, el comandante de los Hombres Rana de la Marina, Montes Arache y otros.

En enero de 1965 se conoció en Santo Domingo, que en Puerto Rico, donde se encontraba exiliado, el profesor Bosch había sumado al proyecto de “retorno al orden constitucional sin elecciones”, al Partido Revolucionario Social Cristiano, mediante un acuerdo que se llamó “Pacto de Río Piedras” firmado por el mismo Bosch y el Dr. Antonio Rosario, presidente del PRSC. Ese acuerdo fortaleció y facilitó las labores de los conspiradores constitucionalistas civiles y militares.

Tan favorablemente marchaban los trabajos de los militares constitucionalistas del grupo “Enriquillo” y los dirigentes del PRD, Dr. Peña Gómez y el Dr. Molina Ureña, a causa del descredito por la corrupción rampante y los abusos contra el pueblo del gobierno golpista de Reid Cabral, que en una reunión conjunta acordó iniciar la acción del 26 de abril:

Sin embargo, la orden de apresamiento de varios militares implicados en el proyecto impartidos por el Jefe de Estado Mayor, Gral. Rivera Cuesta, hecho ocurrido en el campamento militar 16 de Agosto, el día 24 de abril de 1965, obligó a adelantar los acontecimientos, pues el capitán Peña Taveras, miembro del grupo “Enriquillo”, comprendiendo la gravedad de la situación, desenfundó su pistola y ese día a la 1 PM arrestó al jefe del ejército, comunicando de inmediato el hecho al Dr. Peña Gómez, quien se encontraba en la emisora radial “Radio Comercial”. Oportuna casualidad que aprovechó el Secretario General del PRD para comunicar por la radio al país el inició de la Revolución Constitucionalista y llamar a la población a brindarle su apoyo.

Ese llamamiento fue respondido casi instantáneamente, pues al poco tiempo las masas populares de los principales barrios marginados de la ciudad capital se lanzaron a las calles, organizando de manera espontanea una poderos manifestación de miles de personas que, se concentraron en la parte alta de la Avenida Duarte, iniciando luego un largo desfile que recorrió más tarde la calle El Conde, principal arteria comercial del país, vociferando contra El Triunvirato, clamando por el retorno de Bosch y la puesta en vigencia la constitución de 1963, hasta alcanzar en su recorrido los propios predios del Palacio Nacional, donde las protestas contra el gobierno fueron más fuertes y el apoyo al movimiento constitucional más decidido.

La noche de ese día en comparecencia por la radio y la televisión el Dr. Reid Cabral llamó a los militares constitucionalistas a deponer su actitud con la amenaza de atacar los recintos militares en rebeldía si a las 5 de la madrugada no aceptaban su propuesta.

En respuesta, esa misma noche el general Wessin y Wessin, Jefe del Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA) cabeza principal militar del golpe contra Bosch, desde San Isidro donde se encontraba reunido con la plano mayor de la fuerza aérea, por la vía de un intermediario, se comunicó con el grupo constitucionalista insurrecto para proponerle la integración de una Junta Militar que sustituyera al gobierno del Triunvirato, propuesta que fue rechazada

.

En respuesta a la amenaza de ataque de Reid Cabral y a la propuesta del grupo de Wessin, los constitucionalistas decidieron esa madrugada tomar la ciudad de Santo Domingo y sus puntos estratégicos e iniciar la distribución de armas a los civiles que sabían usarlas y que apoyaban la revuelta. Ambas acciones fueron decisivas para el curso de los acontecimientos.

Al otro día las grandes manifestaciones del pueblo en apoyo al retorno al orden constitucional se reiteraron y al calor de esta movilización popular los miliares constitucionalistas tomaron el Palacio Nacional, apresaron al Dr. Reid Cabral, quien en lo inmediato presentó su renuncia. Entonces, en ese mismo lugar inmediatamente fue juramentado para sustituirle como Presidente Provisional el Dr. Molina Ureña, Presidente de la Cámara de Diputados del gobierno de Bosch, a quien correspondía esa posición por la ausencia del Presidente del Senado, acorde con la Constitución de 1963.

Al enterarse de la conformación de ese Gobierno Provisional lo que envolvía el rechazo definitivo a su propuesta de integrar una Junta Militar, el grupo de altos oficiales dirigidos por el general Wessin y Wessin reunidos en la base aérea de San Isidro bajo la asesoría de los agregados militares de Estados Unidos, ordenaron el bombardeo del Palacio Nacional con aviones y una fragata de la marina, y la toma de la ciudad de parte de la infantería de la aviación.

Las tropas de San Isidro en varias ocasiones los días 26 y 27 con la asistencia de bombardeos aéreos y de unos 8 tanques, intentaron cruzar el puente Duarte que divide la ciudad de Santo Domingo, recibiendo aplastantes derrotas. Pero las pérdidas en vidas de parte de los civiles constitucionalistas fueron cuantiosas sobre todo a causa de los bombardeos indiscriminados de los aviones y los cañonazos desesperados de los taques que destruyeron varias viviendas de los alrededores, daños cuantiosos a edificios, matando a decenas de niños, ancianos y adultos inocentes.

Al final, casi todos los tanques de las fuerzas de San Isidro quedaron en manos de las fuerzas de infantería constitucionalistas y los soldados que desertaron se contaron por centenares.

Testigos de aquellos graves acontecimientos que se encontraban en la Base Aérea de San Isidro en aquel momento han manifestado que entre la alta oficialidad del sector golpista que encabezaba el general Wessin, entró el pánico y que las deserciones alcanzaban ahora la alta oficialidad, que no pocos abandonaron el lugar vestidos de civiles. Ese fue el momento en que la misión diplomática de Estados Unidos, por la voz de su embajador Tapley Bennet y sus asesores militares, decidieron recomendar a Washington ordenar la 2da. Intervención Militar de Estados Unidos en nuestro país.

Como prueba de lo anterior, un cable urgente del Embajador Bennett del 27 de abril, documento que copiamos a continuación así lo expresa:

“Lamento informar situación deteriorándose rápidamente. Los pilotos de San Isidro cansados y desanimados. [Jefe de policía] Despradel dice no puede controlar situación. Jefe MAAG fue a San Isidro, encontró [ex jefe de policía] Belisario Peguero allí en estado histérico, urgiendo “retiradas”, cantidad oficiales llorando. Benoit solicita formalmente tropas EEUU. Equipo local es unánime que ha llegado el momento de desembarcar los infantes de marina. Vidas norteamericanas están en peligro. Propone cabeza de playa en Hotel Embajador. Si Washington lo desea, pueden ser desembarcados con el propósito de proteger la evacuación de los norteamericanos. Mi recomendación es el desembarco inmediato”. (Gleyjeses, Piero. “La crisis dominicana”. Pág. 260).

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